
¿Quieres aprender a invertir y no sabes cómo empezar? No eres el único. Lo primero es algo obvio, se requiere tener dinero… Pues claro, eso lo entendemos todos. Pero el verdadero desafío es saber cuál es el primer paso, sobre todo cuando parece que cualquiera puede hacerlo, al menos en teoría.
Vamos a comparar el mundo del dinero con una escalera. Cuando estamos con los bolsillos vacíos, nos encontramos en la planta baja. Se trata ahora de ir subiendo escalón por escalón hasta llegar a la planta alta.
Hasta ahí todo suena muy fácil y por demás conocido. Siguiendo con el ejemplo, iremos encontrando la respuesta a ¿cómo empezar a invertir?
Subir el primer escalón significa que nos sobra un dinero, no importa si son diez, veinte o cincuenta pesos. Incluso te lo pongo más sencillo: arranquemos con un peso. ¡De veras!, literalmente una moneda de un peso. Eso te ayudará a formar el hábito. Lo importante no es la cantidad, sino empezar y mantener la constancia.
Una pregunta que probablemente podrás contestar sin dificultad es: ¿hace cinco años comprabas lo mismo con un billete de cien pesos que lo que compras ahora?
Evidentemente no, pues todos sabemos que, con el tiempo, el dinero pierde valor y alcanza para menos. Por eso, es importante buscar formas de protegerse ante esa pérdida, y una de ellas es hacer que el dinero genere más dinero. Esa es, en esencia, la definición de inversión.
En otras palabras, si lo que compro en el mercado sube de precio y mi billete también aumenta de valor en la misma proporción, entonces el efecto de la inflación se compensa.
Tal vez te preguntes: ¿es eso posible? La respuesta es que sí, siempre que inviertas de manera adecuada. Para lograrlo, hay que subir al segundo escalón y asegurarte de hacerlo solo en instituciones autorizadas por las leyes mexicanas.
Hasta aquí parece una fórmula muy simple; sin embargo, lo que realmente te llevará al mundo de las inversiones es que tengas un para qué.
Fíjate bien, si tienes la meta de subir un edificio de 20 pisos, suponiendo que cada uno tiene 15 escalones, tendrás que sumar 300 para alcanzar tu meta.
Al empezar, volteas al cielo y piensas que el último piso está muy lejos… Lo que es cierto. Pero, ¿qué sucede cuando llevas 30 escalones subidos? Pues te faltan 270, que siguen siendo bastantes.
El secreto de todo esto es que en la medida que vas avanzando sumas escalones, te acercas a la meta y dan más ganas de llegar al final, ya que te das cuenta de que sí se puede.
Así, cuando estás pisando el escalón 180, suspiras y piensas: “Lo voy a lograr”, hasta que alcanzas el mágico número de 300 escalones. ¡Sí se pudo!
Este es el secreto de cómo aprender a invertir: tener claro en la vida tus metas financieras.
La mayoría empieza desde cero, desde la planta baja. Por eso, hay que poner manos a la obra, tomar papel y lápiz o lo que prefieras para escribir tus metas financieras. Como decimos en el barrio, «se vale soñar», así que anota todo lo que te gustaría lograr.
El siguiente paso es que ordenes la lista. Ten presente que no todo se logra de inmediato; debes ir paso a paso, y avanzar requiere constancia. Está claro: no se puede llegar del escalón cero al 300 de una zancada. Lo recomendable es mantener tres o cuatro metas relacionadas con el dinero al mismo tiempo, para que te motive ver cómo avanzas cada día.
Otra frase muy popular nos dice que «cada cabeza es un mundo», por lo que cada cartera también lo es. Así que, seguramente, tú tienes objetivos financieros distintos a los de tu pareja, tu mamá, tu hijo y la humanidad entera. Lo que sí es un hecho es que existen dos metas que deberían estar en todo plan de inversión: salir de deudas y asegurar el retiro.
En el tema de las deudas, el camino de invertir no se parte desde cero, sino desde números rojos. Es como empezar a subir al piso 20 desde el sótano o más abajo, en lugar de la planta baja
Por eso, tu primera meta financiera debe ser salir de deudas. Y junto con ella, piensa en el retiro para gozar esa maravillosa etapa de la vida con tranquilidad y estabilidad económica.
Además de esas dos, plantea objetivos que sean retadores, pero que puedas lograr, entendiendo que se requiere disciplina y paciencia, pues Roma no se hizo en un día. En la medida en que vas subiendo la escalera de la inversión para alcanzar cada una de tus metas, verás que te darán ganas de aumentar tus aportaciones para llegar más rápido y comprobar que todos tenemos la capacidad de invertir.
Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.