
La mayoría de las personas se endeuda en algún momento de sus vidas. Ya sea para adquirir una casa, un auto, financiar la educación propia o de sus hijos, o iniciar un emprendimiento. Sin embargo, es importante saber que no todas las obligaciones son iguales. Existen las deudas buenas y malas.
Existen deudas buenas y malas, lo que las hace diferentes radica en el uso que se les dará y el beneficio o perjuicio que genera la obligación a su término.
Así, una deuda buena es aquella que, a largo plazo, favorece a la persona que la adquiere. Generalmente, suelen ser inversiones inteligentes y estratégicas, que pueden generar un beneficio en el futuro.
Por otro lado, una deuda mala es aquella que no trae ningún beneficio a mediano ni largo plazo, por lo que no tiene un valor duradero, o que incluso puede perjudicar a la persona endeudada.
La decisión del tipo de deuda que se va a adquirir siempre debe ser en función de las metas y objetivos personales, así como de los ingresos, gastos y posibilidades reales de pago. Se debe evaluar cuidadosamente la situación, antes de adquirir una deuda y aprender a tomar decisiones informadas y conscientes para mantener una buena salud financiera personal a largo plazo.
Recuerda: ¡Los préstamos y créditos te abren un mundo de posibilidades si los utilizas de forma responsable!
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